FABIÁN SALVIOLIREN HITZALDIA: GIZA ESKUBIDEAK NAZIOARTEKO TENTSIO BEREZIKO TESTUINGURU BATEAN (2025.03.21)
LECTURE BY FABIÁN SALVIOLI: HUMAN RIGHTS IN A CONTEXT OF PARTICULARLY HIGH INTERNATIONAL TENSION (21.03.2025)
Fabián Salvioli
Universidad Nacional de La Plata
Jon-Mirena Landa Gorostiza
Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea (EHU)
https://orcid.org/0000-0002-1871-6483
Fecha de recepción: 06.09.2025. Fecha de aceptación: 06.10.2025
Cómo citar: Salvioli, Fabián y Landa Gorostiza, Jon-Mirena (2025). Conferencia de Fabián Salvioli: Los derechos humanos en un contexto de singular tensión internacional (21.03.2025). Legebiltzarreko Aldizkaria - LEGAL - Revista del Parlamento Vasco, 6
https://doi.org/10.47984/legal.2025.006
NOTA INTRODUCTORIA
La conferencia del Prof. Dr. Salvioli, a la que este breve texto sirve de introducción, tuvo lugar en el marco de una jornada que fue coorganizada por el Ararteko-Defensoría del Pueblo del País Vasco y la Cátedra Unesco de Derechos Humanos y Poderes Públicos de la Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea (EHU). El día era simbólico: el 21 de marzo de 2025, en que se celebra cada año el Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial. Y es que ese día, en 1960, la policía abrió fuego y mató a 69 personas en una manifestación pacífica contra la Ley de Pases del apartheid que se desarrollaba en Sharpeville, Sudáfrica. Momentos críticos entonces y momentos críticos ahora que nos urgen a la reflexión.
El lugar de celebración de la Jornada fue el Bizkaia Aretoa de la EHU en Bilbao, y desde el principio se notaba una afluencia inusual de personas. Hacía tiempo que una jornada de esta naturaleza no atraía tanta gente. Se notaba un clima especial, de preocupación e inquietud, por la situación convulsa que los derechos humanos están viviendo. El público venía a escuchar, a debatir, a intentar atisbar un horizonte de esperanza o, al menos, ciertas líneas de análisis que permitan orientar el trabajo futuro.
Esta expectativa y este clima tan particular estaba, sin duda, motivado por el ponente. El Prof. Dr. Salvioli, investido recientemente (junio 2025) doctor honoris causa por la Universitat de València, es abogado y magíster en Relaciones Internacionales por la Universidad Nacional de La Plata y doctor en Ciencias Jurídicas (cum laude) por la misma Universidad en la que, en la actualidad, es además director del Instituto de Derechos Humanos de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales.
El Prof. Dr. Salvioli ha dictado numerosos cursos y conferencias en diferentes instituciones académicas de Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, España, Estados Unidos, Federación Rusa, Francia, Honduras, Italia, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Portugal, Perú, República Dominicana y Uruguay. Es, asimismo, autor de numerosas publicaciones como, por destacar algunas de las más relevantes, los libros titulados: La edad de la razón; El rol de los órganos internacionales de protección de los derechos humanos y el valor de sus pronunciamientos; El Sistema Interamericano de Protección de los Derechos Humanos. Instrumentos, órganos, procedimiento y jurisprudencia; Introducción a los Derechos Humanos. Concepto, fundamentos, características, obligaciones del Estado y criterios de interpretación jurídica o La Universidad y la Educación en el Siglo XXI.
Pero al perfil académico del Prof. Dr. Salvioli se suma su trabajo como ex relator especial de Naciones Unidas sobre la promoción de la verdad, la justicia, la reparación y las garantías de no repetición; así como el de ex miembro y ex presidente del Comité de Derechos Humanos de la Organización de Naciones Unidas. Por último, debe citarse aquí que fue presidente de Amnistía Internacional Argentina (1989; 1993 a 1995).
Como se deduce de lo indicado, el conferenciante aúna rigor científico con un profundo conocimiento de los mecanismos convencionales y extraconvencionales de los derechos humanos y una actitud de compromiso firme y mantenido en el tiempo por la defensa de la Justicia. Su trabajo como relator o como miembro del Comité de Derechos Humanos los ha desempeñado con la máxima dedicación y con gran valentía: a saber, no con actitud complaciente hacia los Estados, sino con exigencia y honestidad; no mirando para arriba a los poderosos, sino hacia abajo a los que sufren.
Por ello sus reflexiones eran especialmente esperadas en un momento en el que la situación de la arquitectura jurídica e institucional de los derechos humanos en el mundo atraviesa una coyuntura particularmente difícil.
Volviendo la vista atrás, cuando en los años 90 del siglo XX, tras la caída del muro de Berlín, parecía que se abrían perspectivas de un salto adelante en la cultura universal de los derechos humanos, es como si “de repente” se hubiera esfumado ese sueño y hubiera venido a reemplazarle una pesadilla: ruptura radical del multilateralismo por parte de los Estados Unidos, ataque igualmente radical al sistema de Naciones Unidas y desprecio a uno de sus núcleos esenciales, esto es, el derecho internacional y, en particular, al derecho internacional de los derechos humanos incluido el derecho penal internacional. Por decirlo de manera abreviada: el Estado de Derecho, en su vertiente internacional, se pone en tela de juicio.
Desde luego, el problema es mucho más complejo y tiene muchos más factores que considerar más allá de la enorme responsabilidad de la superpotencia mundial estadounidense y su deriva bajo el liderazgo de Donald Trump. Pero, sin duda, la fuerza simbólica, la omnipresencia de sus decisiones en los medios de comunicación de masas, en las redes sociales, contribuye a crear –o reforzar– un clima que podríamos llamar de involución: como si la cultura de los derechos humanos hubiera tocado techo y se encontrara en fase de reflujo.
Es este el asidero desde el que el Prof. Dr. Salvioli va realizando su aportación ante la “sorpresa” de que las violaciones de derechos humanos parece como si ya no generaran vergüenza. Una aportación en la que se es consciente de las dificultades añadidas que ha deparado el juego de dobles estándares practicado de forma descarada por el denominado “mundo occidental” y, más en particular, por Europa, ante las dos guerras que han conquistado su debate público: Ucrania y Gaza. En una con la máxima implicación; en la otra con mirada ausente, cómplice, ante un genocidio al que asistimos en directo. La sospecha de que el derecho internacional de los derechos humanos pudiera ser objeto de manipulación e instrumento de subyugación de los países poscoloniales se encuentra ante una prueba definitiva. Los derechos humanos, el derecho penal internacional, debe ser realmente universal y aplicarse según sus demandas y exigencias de forma irrestricta, también cuando los transgresores son países próximos a los intereses del llamado primer mundo (i.e. Israel).
Este es el panorama en que la contribución del Prof. Dr. Salvioli se inscribe. Una contribución que, sin embargo, no renuncia a sugerir caminos para la esperanza. Y es que no podemos caer en catastrofismos ni encerrarnos en actitudes defensivas. No debemos perder la esperanza en la profundidad y robustez de la arquitectura de defensa de los derechos humanos que presenta varias dimensiones, como capas de cebolla, que permiten detectar espacios más amenazados, pero también más resistentes. Las quiebras hasta ahora indicadas aluden directamente al primer nivel universal: ese que, desde Naciones Unidas, arrancó con la Declaración Universal en 1948 y se fue desarrollando convenio a convenio a partir de los Pactos Internacionales de Derechos Civiles y Políticos y de Derechos Económicos Sociales y Culturales de 1966. Pero no debemos olvidar que, en otros niveles, regionales, como en Europa en particular, la cultura de los derechos humanos ha permeado con nuevos niveles de protección que se superponen al anterior y que nos remiten, esencialmente, tanto a la Convención Europea de Derechos Humanos y sus desarrollos por el Tribunal de Estrasburgo como corazón del Consejo de Europa como a la Carta de Derechos Fundamentales de la Unión Europea. A todo ello, y como cierre del sistema, los propios Estados europeos cuentan con constituciones que garantizan los derechos fundamentales precisamente en conexión abierta con los estándares internacionales ya mencionados.
Los nuevos ataques a la cultura de los derechos humanos se enfrentan, por tanto, con un sistema multinivel que, de ser considerado en su conjunto, permiten albergar la esperanza de que una sociedad civil activa tiene instrumentos de defensa de la civilidad, de la paz, de la fraternidad, de la justicia. Son tiempos revueltos, pero hay esperanza. La contribución del Prof. Dr. Salvioli es un canto inspirado para esa mejor humanidad que está por desarrollar y debe seguir conquistándose día a día.
Jon-Mirena Landa
6.10.2025
CONFERENCIA DE FABIÁN SALVIOLI: LOS DERECHOS HUMANOS EN UN CONTEXTO DE SINGULAR TENSIÓN INTERNACIONAL (21.03.2025)
FABIÁN SALVIOLIREN HITZALDIA: GIZA ESKUBIDEAK NAZIOARTEKO TENTSIO BEREZIKO TESTUINGURU BATEAN (2025.03.21)
Adaptación de la transcripción literal de la conferencia / Hitzaldiaren hitzez hitzeko transkripzioaren moldaketa
FABIÁN SALVIOLI
Hola. ¿Cómo les va? Cómo no volver si aquí me tratan tan bien, ¿verdad? ¿Cómo escapar al amor del País Vasco? Qué tarea imposible esa.
Yo quiero decir que las presentaciones de los amigos son siempre más elogiosas que imparciales, y que hay que tener en cuenta que hay un cariño que atraviesa eso. Hay mucha gente querida aquí, entre ustedes; y aquí, en el podio.
Yo quiero, por supuesto, agradecerle al consejero su presencia aquí, a toda la gente que trabaja con el ararteko, defensores y defensoras de derechos humanos; gente que quiero tanto y que respeto tanto y que valoro tanto. Lo más importante no somos quienes trabajamos en esto, son las personas que cotidianamente hacen la diferencia y están con los derechos de las víctimas por delante, que es lo que corresponde.
Y qué alegría ver tanta gente también que estudia. Porque yo estoy absolutamente seguro de que las generaciones que vienen serán mejor que nosotros; y debe ser así.
Quiero agradecer muy profundamente a la cátedra. Siempre es un gran placer cooperar. Y él fue mi profesor hace 32 años y hemos trabajado codo con codo en muchas cosas. Alguna de las cosas que dijo Jon-Mirena Landa Gorostiza son ciertas, muy pocas, pero son ciertas. Una es que a mí nadie me hace decir lo que no quiero decir. Y más de una vez en los gobiernos se han enojado porque yo hice informes, y les decía: “¿Pero si ya me conocen para qué me invitan? No me inviten y es más fácil”.
Conozco a Manuel Lezertua Rodríguez desde su trayectoria en el Consejo de Europa, en el Tribunal Constitucional, luego como ararteko. Han sido muchos más años, pero esos 32 a mí me constan de una trayectoria impecable, y que merece todo el reconocimiento y merece un aplauso de pie por su compromiso y por su tarea. Y nunca es fácil, nunca es sencillo hacer lo debido.
Y vamos a empezar a trabajar.
1. EL SINGULAR CONTEXTO INTERNACIONAL A LA LUZ LOS SINGULARES CONTEXTOS NACIONALES
El título que le puso Manu a esto fue Los derechos humanos en un contexto de singular tensión internacional, y el consejero me fusiló la primera parte de lo que yo quería decir.
Yo dividí mi exposición en siete puntitos, y el primero de ellos tiene que ver con el título precisamente. Porque quisiera referirme en ese primer bloque de los siete –que serán breves, pueden estar tranquilos, no quisiera torturarles–, el primero es que hay que hablar del singular contexto internacional a la luz los singulares contextos nacionales. Y estoy más que convencido de que el singular contexto internacional es consecuencia de los singulares contextos nacionales que dan vueltas. Surgimiento de gobiernos autoritarios –para englobarlos de manera general– que denostan el diálogo, que acuden a la violencia, que denostan el multilateralismo y acuden a la imposición, que no es patrimonio ni de derechas ni de izquierdas: Trump, Bolsonaro, Maduro, Ortega, Miley –en mi patria, pura vergüenza–.
Otros que son gobiernos ya también en el poder. Aquí, en Europa, Italia. La elección en Alemania y el tener que armar un cordón sanitario alrededor de la misma. Hace 20 o 25 años que nos ponemos contentos porque Le Pen no gana la elección, pero un día la va a ganar. Parece mentira que no nos podamos poner contentos porque haya una alternativa real, seria, democrática, valiosa, y solo porque se le impide la llegada; porque es así. En el fútbol cuando te pegan tres tiros en el palo el cuarto es gol. Entonces, no habría que conformarse con que pegó en el palo y salió fuera, digamos.
O partidos radicalizados, como aquí con Vox. Y en otros lugares.
¿Qué une a esos posicionamientos que son divergentes solo aparentemente? Porque ustedes dirán ¿Maduro y Trump? Son más parecidos de lo que uno cree. ¿Qué es lo que une a esos posicionamientos? La deshumanización, la discriminación, la falta de empatía, la brutalidad, el sadismo en el ejercicio del poder. Se vuelve cotidiano perseguir, estigmatizar, excluir socialmente. Y la herramienta es la violencia: la violencia física y la violencia verbal.
Entonces, ¿cómo podría ser bueno el singular contexto internacional con esos singulares contextos nacionales?
2. LAS CARACTERÍSTICAS DEL SINGULAR CONTEXTO INTERNACIONAL
Y esto me permite pasar al segundo de los puntos, que es cuáles son las características de este singular contexto internacional. Con una previsión básica que, sumado a lo que decía Jon-Mirena, se ha salido de cosas peores. Así que bajar los brazos nada; al revés. Cuando la cosa está peor es cuando más los brazos tienen que estar arriba. Estamos haciendo un diagnóstico, no deprimiéndonos. No cabe lugar para deprimirse. Pero sí hay que ver bien el diagnóstico para saber bien qué hay que hacer, porque el optimismo tonto tampoco ayuda.
Las características del actual singular contexto internacional están marcadas, a mi juicio –y ahora, sí, yendo a lo internacional–, por el desprecio de la legalidad internacional. En el último viaje que hice aquí, además de haber almorzado estupendamente con Jon-Mirena en su casa, también con Manu, por supuesto, no voy a decir que no, tomamos unas cervezas con Felipe y hablamos de esto. Hablamos de la legalidad internacional devenida a nada –y esto ya era hace dos años–, de una violación del derecho de manera cotidiana, sin ocultarlo y –como decía Jon-Mirena– más bien con desparpajo, a la luz del día. Se invade, se mata, se tortura a la luz del día, ya ni siquiera hay voluntad de disimularlo. Pues sí, cometo crímenes de lesa humanidad, ¿y qué?
El singular contexto internacional está marcado por el desprecio de la legalidad. Como si el doctor Jekyll ya no fuese el doctor Jekyll y fuera Mr. Hyde para siempre. Nos gobierna Mr. Hyde sin necesidad de pócima.
Se llega al oprobio, entonces, de la comisión de crímenes de lesa humanidad –crímenes de guerra, limpiezas étnicas, incluso genocidios– sin ningún disimulo. Y, entonces, el multilateralismo –que siempre ha sido la manera de tratar los conflictos, mejor o peor, pero la manera de conducir el tratamiento de los conflictos– termina agonizando frente a esas vías de hecho. Se impone la vía del uso de la fuerza armamentística y económica, además.
También el actual singular contexto internacional está marcado por el terrorismo, cómo no. No hay que olvidarse del terrorismo. Allí está, digamos.
Lo de la Franja de Gaza es absolutamente inaceptable. Lo que está haciendo hoy Israel es inaceptable. Eso no debe llevar nunca jamás en la vida a justificar nada de Hamás. ¿Cómo es factible que no podamos decir que se están cometiendo crímenes de lesa humanidad, limpieza étnica, en la Franja de Gaza sin que se nos tilde de antisemitas? Que, por cierto, es lo último que yo sería. ¿Y cómo es factible que lo que hace Israel lleve a alguna gente a intentar justificar la barbarie de Hamás? ¿Cómo somos incapaces de salir de esa trampa en la que se nos pone?
No es solo Hamás. Al-Qaeda o grupos armados al margen de la ley, aliados de crimen organizado como en Colombia. La desmovilización de las FARC no ha generado el fin de nada. Quienes conocen Colombia saben de lo que estoy hablando. Y hoy hay grupos armados que están alineados con el narcotráfico y con crimen organizado, lo cual hace mucho más compleja la situación porque el retiro, la desmovilización de las FARC, en muchas zonas no trajo aparejado como debió haber traído aparejado que el Estado ocupe esos espacios con la fuerza pública y se encargue de administrar la ley. Las consecuencias, por supuesto, son las de siempre: la población rehén que sufre.
El contexto internacional singular actual está marcado por organizaciones internacionales que no dan respuestas; o que dan respuestas, pero que esas respuestas no tienen ninguna consecuencia. En algunos casos por el bloqueo político, como pasa en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, pero también en el marco de los órganos internacionales de derechos humanos. Y esto es complicado. Más que nunca, los instrumentos internacionales de derechos humanos devienen papel mojado. Y el trabajo de los órganos internacionales de monitoreo es visto por la sociedad internacional, incluso por quienes nos dedicamos a los derechos humanos como un juego de roles, un juego de roles caro. Como si lo que se trabaja allí fueran cosas ficticias, como si detrás de cada cuestión no hubiese víctimas.
Ni que hablar de las organizaciones internacionales que se erosionan desde dentro. La Unión Europea que tiene el huevo de la serpiente adentro. En el Parlamento Europeo con facciones políticas que descreen de Europa. Es como tener un pastor ateo; es como ser caníbal y vegetariano al mismo tiempo. No es factible, no es posible. Asistir en Estrasburgo –que es donde sesiona el Parlamento Europeo y además es la sede del Consejo de Europa, que es otra organización–, a un debate del Parlamento Europeo requiere un litro, al menos, de remedio para tratar el hígado. Porque es increíble, de veras es increíble.
Esas son las características del actual singular contexto internacional.
3. ¿POR QUÉ LAS SOCIEDADES APOYAN ESOS POSICIONAMIENTOS IDEOLÓGICOS?
El tercer punto es: pero si esto es así, ¿por qué las sociedades apoyan esos posicionamientos? Y es una pregunta que hay que hacerse y hay que buscar algunas respuestas –al menos intuitivas– a esas preguntas.
La democracia era un valor importante hace varios años. Hoy no lo es tanto para las sociedades. Y este es un serio problema. Claro, esto ha venido de la mano del descreimiento de la política, de la corrupción y del abandono de la idea del servicio público para servirse de lo público; que parecen lo mismo, pero que no es igual.
Pero corrupción hay en todos lados, y también en estos gobiernos autoritarios que he mencionado. Sin embargo, esa corrupción se muestra menos. Y, entonces, pareciera que la corrupción está en los gobiernos verdaderamente democráticos. No. Hay corrupción en los gobiernos democráticos, pero hay mucha más corrupción en estos gobiernos autoritarios, lo que pasa es que se muestra menos. Y esto, por supuesto, de ninguna manera legitima lo otro, que es un espanto. Lo que sucede es que detrás de esos gobiernos hay un batallón mediático con lógicas diferentes, fundamentalmente con redes sociales. Ya nadie lee el periódico. Del periódico se lee el título, como mucho. Y, entonces, se genera un falso debate como mecanismo porque todo hay que resolverlo en 140 caracteres.
¿Y cómo responder en 140 caracteres a alguien que alegremente –como hizo Abascal– te acusa de estar pagado por el Gobierno Socialista para decir que las leyes de concordia no responden a los estándares internacionales? Entre los muchos méritos que tengo uno es que Abascal me haya insultado, porque eso a mí me tranquiliza. Bien, estoy bien. Pero da bronca que a uno le toque lo ético, porque finalmente lo único que uno tiene es su palabra. Y a mí no solo no me pagó el Gobierno Socialista, sino que Naciones Unidas tampoco me pagó porque mi trabajo es ad honorem, o ha sido ad honorem; yo vivo de ser profesor. Nuestros puestos en Naciones Unidas han sido y siguen siendo ad honorem. Y, entonces, hay que aguantar que te digan que estás pagado además.
Pero, claro, uno no puede gastar los 140 caracteres en responder eso. Lo que uno tiene que decir rápidamente es: “no contesto estupideces, y discutamos mi informe a ver qué hay de cierto o no”. Yo digo que las leyes no son compatibles porque no respetan estos estándares de verdad, de justicia, de reparación porque revictimizan a las víctimas en esto, en esto y en esto. Porque la estrategia es sacar el debate profundo del medio y discutir otras cosas. El insulto es una herramienta utilizada muy inteligentemente. Porque tampoco hay que pensar que son tontos, de tontos no tienen nada. Y ese es el otro problema: haberles subestimado; de tontos no tienen nada.
Se reemplaza el argumento por el insulto. Y la legitimación, entonces, nos lleva a discutir cuestiones tales de si la tierra es redonda o no, o si vacunarse contra el covid hace que se nos peguen los tenedores en el hombro. Claro, pero no me digan que no es tremendo tener que utilizar el escaso tiempo que tenemos en decir que no, que la tierra es redonda y que no se pegan los tenedores. Porque mientras tanto se tortura, mientras tanto se discrimina, mientras tanto se mata, mientras tanto se recorta en planes sociales, mientras tanto se excluye a la gran mayoría del acceso a sus derechos básicos. Y uno tiene que discutir si la tierra es redonda.
Este discurso discriminador y violento desde el poder tiene un rebote, y ese rebote es que asume legitimidad social. ¿Cuándo se hizo de neonazis una buena parte de la sociedad de Alemania, de la ex Alemania Oriental? Y la respuesta en un periódico que leí hace unos días fue: “ya lo eran, solo que ahora se encuentran legitimados para decirlo”. Claro. La violencia del poder legitima luego la violencia y la discriminación en las capas sociales. Es mucho más grave de lo que se piensa. Se asume el fascismo –me permito decirlo–, el autoritarismo, sin vergüenza alguna.
La sociedad está anestesiada, aislada. La pandemia también ayudó mucho para esto, aunque es otro tema. Pero la falta de empatía, el individualismo, el sálvese quien pueda, la realidad virtual. El hambre se vive como un videogame, como si no pasara, como si el sufrimiento no fuera real, como si fuese una película. Y eso nos deshumaniza.
Se excluye con intención a la razón. Con toda intención, se excluye la razón y se renuncia convenientemente a la conciencia.
Hoy al mediodía, cuando almorzábamos con el equipo del Ararteko, con algunas personas del equipo del Ararteko y con el ararteko, conversábamos sobre el centro de documentación nazi. El centro de documentación nazi en Núremberg –yo no sé si alguien lo conoce– es un lugar muy extraordinario. Pero es un lugar muy extraordinario no solo porque los nazis documentaban todo. Jackson, el fiscal del juicio de Núremberg, decía que era el juicio más fácil de ganar porque no había que hacer más nada que mostrar los documentos propios del nazismo. No, eso no es lo que a mí más me impresionó, más allá de que, por cierto, impresiona, y mucho, de que se hable de traslados de personas a campos de concentración como quien dice compré tres kilos de patatas. Eso impacta, pero a mí lo que más me impactó es otra cosa.
Cuando se hizo ese lugar, en el año 2000, se hicieron entrevistas a personas muy comunes que vivían allí en Núremberg y que fueron partidarias del nazismo. La panadera decía que es que “cuando se hacían las concentraciones del partido nazi yo vendía más pan”. Y eso a mí me generó un profundo terror porque, en buena medida, la existencia de Hitler, de Videla o de Franco nos tranquiliza. El monstruo está ahí y no somos ese monstruo. El problema es que podemos serlo, podemos legitimar a ese monstruo y podemos hacerlo incluso sin darnos cuenta o relativizando. Y verse en ese espejo es más jodido, es más complicado. Es mucho más complicado porque estos gobiernos accedieron por la vía democrática. Bueno, Maduro no, digamos, Ortega tampoco, pero sí Trump y sí Milei. Y sí Hitler. Entonces.
Creo que estos son los motivos por los cuales se apoyan esos posicionamientos ideológicos. Pero fundamentalmente este último que mencionaba hace dos minutos: el aislamiento, la falta de empatía, el individualismo y la exclusión con intención de la razón, y la renuncia convenientemente de la conciencia. Porque en el fondo todas las personas sabemos qué es lo que está bien y qué es lo que está mal, pero cuando se nos elimina la conciencia o cuando la dejamos de lado, entonces, miramos para otro lado.
4. LAS BATALLAS
El cuarto de los puntos que tenía preparado para conversar con ustedes se llama las batallas.
Para consolidar y profundizar esta tendencia actual, tan tremenda, tan deshumanizante, se orientan discursos clave superbién armados, perversamente bien armados. No se dialoga, se impone y se ponen en duda las grandes causas globales. La ecología no existe, es un invento, el cambio climático no es nada, es un invento de la cultura woke; que nadie sabe qué es, pero no importa. A todos nos acusan ahora de pertenecer a la cultura woke.
Se construye el enemigo. El enemigo es la persona migrante, las disidencias, las mujeres, las personas defensoras de derechos humanos, los pueblos indígenas. Ahí están los enemigos. Se demonizan entonces los movimientos sociales, el igualitarismo, el feminismo. Se acusa y se difama a la sociedad civil organizada y se reduce la democracia a un mero aspecto electoral. Se intenta cooptar a los otros poderes. El ararteko hablaba de la división de poderes.
Y se apunta particularmente a la educación. Esa imagen de Trump derogando estos días la cartera dedicada a la educación es todo un símbolo porque la educación es aquello a lo que más temen: cuanta más educación hay, menos posibilidad hay de ser manejado. Por eso: “no, no nos adoctrinen, no nos vengan con la ideología de género”. otro invento la ideología de género, no existe la ideología de género. Pero, bueno, estamos hablando de eso.
“Con mis hijos no te metas. Tengo el pin parental”. Hombre, claro, por supuesto que me meto con tus hijos, ¿cómo no me voy a meter? Por supuesto, si la mayoría de los abusos intrafamiliares se dan en la familia, los abusos sexuales se dan en las familias. Es la escuela la que tiene que hablar de eso y es la escuela la que tiene que hablar de educación sexual integral. “Bueno, pero esa educación es ideológica”. Es que toda educación es ideológica, el asunto es cuál es la ideología que nos mueve. Usted elige educar para discriminar, yo para el respeto. Usted elige educar para la discriminación, yo para la convivencia y para la diversidad. Usted elige educar para imponer un modelo, yo para entender que hay muchos modelos posibles y que no es anormal necesariamente ninguno de ellos.
La educación no es avalórica, siempre es valórica; la pregunta es qué valores elegimos. Educamos para la democracia, para la convivencia, para la diversidad, para los derechos humanos.
Los discursos excluyentes tienen casi todo a favor. La buena noticia es la palabra “casi”. Casi no es todo, pero casi. Tienen una gran desventaja, y es la que nos puede salvar. El mundo que proyectan es para muy pocos. Y las sociedades a lo largo de la historia han mostrado que no se resignan a ello. Pueden estar dormidas un tiempo, pero nada. El instinto de supervivencia nos hace levantar la voz y pelear.
La otra parte del título era el de los derechos humanos; yo ni hablé todavía de eso. Pero de eso vamos a hablar en el quinto, el sexto y el séptimo punto, que serán más breves que los anteriores. Digo para que nadie me haga una presentación al Ararteko por tortura.
5. ¿Y LOS DERECHOS HUMANOS?
¿Y los derechos humanos? se llama el punto quinto. Pues los derechos humanos son la esperanza. Los derechos humanos fueron y siempre serán la respuesta civilizada frente a la barbarie. Los derechos humanos no han fracasado. El fracaso que llevó al estado de cosas de hoy fue múltiple, pero no de los derechos humanos. Fue la ineficiencia política, la corrupción, el servicio de lo público. Y, precisamente, fue el olvidar a los derechos humanos como hoja de ruta para la política pública.
Lo que fracasó –ahora en el plano internacional– ha sido la burocracia internacional, el desprecio por la ley, el haber reducido los derechos humanos dentro de las organizaciones internacionales a la mínima expresión. ¿Cuánto creen ustedes que es el presupuesto de derechos humanos dentro de la Organización de Naciones Unidas, el tercer pilar de la organización, paz y seguridad, desarrollo, derechos humanos? ¿33 %? No. ¿23 %? Tampoco. ¿13 %? No. 3,5 %. Eso tiene consecuencias, por supuesto. Los derechos humanos deben ocupar el centro de la escena internacional en serio y en todos los órganos.
En ambos planos, en el nacional e internacional, lo que fracasó fue la disociación entre proclamar derechos. Esa enorme batería de derechos que surge del bloque constitucional, la Constitución, los tratados internacionales, la jurisprudencia internacional, etcétera, etcétera. Ese bloque de convencionalidades del cual nos gusta hablar en derecho internacional o el bloque de constitucionalidad, piensas en derecho constitucional –ese maravilloso entramado jurídico–. Porque normas sobran, lo que falta es voluntad de aplicarlas. Nadie puede decir que no sobren normas; normas sobran para hacer lo correcto. El problema es la maquinaria. Ni la maquinaria internacional ni la maquinaria nacional en los poderes –a pesar de esfuerzos importantes en algunas partes– han estado a la altura. Y, entonces, allí es donde hay que apuntar.
Porque los derechos humanos son el programa por excelencia de la democracia sustancial; no la electoral, la sustancial. El nivel de democracia de un país se debe medir en tanto en cuanto se respetan y se garantizan los derechos humanos. Y ninguna otra cosa. Los derechos humanos deben ser la política de Estado y ningún gobierno debería apropiarse de ello. Y ninguna persona que llegue al gobierno debería descreer de los derechos humanos. Porque el Estado está para eso: para respetar y garantizar los derechos. Entonces, quien administre el Estado no puede ser quien descrea en los derechos.
Digo esto viniendo de un país que acaba de elegir como administrador del consorcio a quien quiere destruir el edificio. Eso es lo que no debe suceder. Eso es lo que no debe pasar.
6. LOS DERECHOS HUMANOS COMO EL ENEMIGO REAL DE LOS AUTORITARISMOS
El sexto y anteúltimo punto se refiere a los derechos humanos como el enemigo real de los autoritarismos. Hoy mencioné que se eligió como enemigo a los migrantes, a las disidencias, a las mujeres, a los pueblos indígenas. Pero en realidad, si miramos fino, no; el enemigo para los autoritarismos son los derechos de esas personas y de esos colectivos. No les molestan los migrantes; les molesta tener que respetar los derechos de los migrantes. No les molesta la pobreza; les molesta que digamos que tienen que combatir la pobreza porque pueden pasar indolentemente frente a la gente muriéndose de hambre. Lo que les molesta, el enemigo real, son los derechos humanos.
Para los autoritarismos el enemigo real son los derechos humanos. El derecho de una persona a no ser torturada, ese es el enemigo. El derecho de una persona a la pensión, ese es el enemigo. El derecho de una persona a la salud, ese es el enemigo. El derecho de todos al ambiente sano, ese es el enemigo porque impide explotar brutalmente el ambiente y destrozarlo en favor del provecho y del beneficio económico de algunos.
El enemigo, en serio, la piedra en el zapato que tienen son los derechos humanos. Y por eso, el séptimo y último punto va hacia eso. Hacia la respuesta posible.
7. HACIA LA RESPUESTA POSIBLE: LAS ALIANZAS ESTRATÉGICAS
Las alianzas estratégicas. Hay que recuperar –esto lo decía el ararteko– las alianzas estratégicas, hay que romper el individualismo y volver a juntarse. Y volver a juntarse con espíritu de grandeza, sin mezquindades. Volver a juntarse con ese mínimo común denominador, esa barrera, ese no pasarán, el Bella ciao. Hay que plantarse.
Hay que recuperar los espacios democráticos nacionales e internacionales. Recuperar el multilateralismo, recuperar el diálogo como herramienta. Defender a capa y espada el sistema internacional de derechos humanos, utilizarlo todo lo posible, acudir. Dar discursos claros. No nos podemos dar el lujo de hablar y que no se nos entienda. Hay que ser muy tonto para perder el debate teniendo razón. Hay que hablar claro. Y hay que saber a quién hablarle. Hay que convencer a una mayoría que es convencible. No hay que hablarle a quienes no comparten los valores éticos. Otro gran error es intentar que esas personas sientan vergüenza por lo que hacen o por lo que dicen, porque no la tienen. No hay que perder el tiempo en eso.
Hay que convencer a mi hermano, que no piensa como yo. Digo mi hermano en serio; mi hermano Guillermo, que no piensa como yo. Yo hablo para él. No hablo en general para ustedes, porque ustedes ya vinieron acá, no les tengo que convencer de nada. ¿Quién viene a las cinco de la tarde un viernes? Yo tendría que pedirles disculpas, más bien, a ustedes más que decirles nada. Pero tengo que convencer a mi hermano que no vendría a esta charla; además, porque me conoce de hace mucho tiempo. Y tengo que convencer a quienes son como mi hermano porque son personas convencibles. Pero también son esa panadera que pudo votar a Hitler. Y también podemos ser cualquiera de nosotras y nosotros; no estamos exentos de eso, hay que mirarse en el espejo todos los días. Pero hay una mayoría que es convencible. Y es una mayoría que es convencible porque hay una mayoría que queda fuera de un mundo que es pensado para pocos. Allí hay que ir.
Hay que dar discursos claros, trabajar para no discriminar; hay quienes trabajan para discriminar. Hay que trabajar para la diversidad y para la convivencia. Hay quienes trabajan para la violencia, hay que trabajar para la paz. Hay que trabajar para la justicia, hay que trabajar para la equidad.
Hay que convencer a una mayoría que es convencible, que puede conmoverse y abrazar causas justas, como después la Segunda Guerra Mundial contra el nazismo. Claro que es factible, ¿cómo no va a ser factible? Se ha salido de cosas peores. La humanidad no solamente es un sujeto colectivo, la humanidad es también una cualidad personal. Hay que acudir a esa humanidad personal. Hay que conmover, hay que convencer conmoviendo. Hay que pensar en nuestros hijos y en nuestras hijas, en el mundo que les queremos dejar. Hay que dar esa batalla y hay que hacerlo de manera inteligente, sin caer en la provocación y en la violencia. Hay que entender que podemos ser mucho más eficaces que ellos sin necesidad de discriminar a nadie.
Hay que recuperar la razón y la conciencia. No es casual que la Declaración Universal de Derechos Humanos comienza así: “Todos los seres humanos nacen libres e iguales y dotados, como están, de razón y conciencia”. La razón que nos permite distinguir lo que está bien de lo que está mal, la conciencia que nos permite actuar en consecuencia. Por eso no nos quieren pensantes, por eso nos quieren discutiendo en 140 caracteres. Por eso nos llevan el debate a si la tierra es redonda o no. No les demos el gusto.
Volver a apelar a la razón y a la conciencia y actuar en consecuencia, como familia humana. El dolor no nos debe ser ajeno, de ninguna víctima, en ningún lugar del mundo. No nos puede ser ajeno. Y claro que es muy factible.
Hoy comienza en mi hemisferio el otoño, que es mi estación favorita por múltiples motivos. Ya se sabe, los argentinos somos nostálgicos, tangueros y todo ese tipo de cosas. Pero aquí comienza la primavera. Yo les deseo que les entre la primavera bien profundamente y que les acompañe. Que les acompañe la primavera el tiempo que queda porque nos va a ser útil, nos va a ser importante, nos va a servir para dar las batallas que hay que dar. A cuidarse y a quererse. A reconocerse en la gente que vale la pena, a no callarse la boca. Hay una obligación moral y ética de levantar la voz y decir lo que hay que decir. Y esa es una batalla que se va a ganar.
Les agradezco mucho la atención que me han dado. Muchas gracias. ✦